Ruta circular
distancia: 12,3 Km.
desnivel: 874 m. Altitud min:1025m.
altitud max: 1670m.
dificultad: Media-Alta
Ruta circular desde Canto Cochino que pasa por algunos de los lugares más
escondidos y solitarios de la Pedriza Anterior y por algunos de sus
encantadores y recónditos “jardines”, pequeños oasis de verdor ocultos entre
canchales y muros rocosos.
En la revista Peñalara de diciembre de 1915, se relata la excursión al
Yelmo de 12 amigos de la recién creada sociedad Peñalara. En el
recorrido exploraron algunos rincones y barrancos que hasta entonces solo
conocían los pastores y los bandoleros y fueron dando nombre a parajes y
riscos. En el Yelmo, bautizaron el corredor del Miedo y la vía
Valentina. Bajaron por un barranco de altas paredes oscuras encajado entre
el risco de la Maza y el Hueco de las Hoces, que terminaba en una
amplia plaza redonda, sin salida aparente. Los pastores la llamaban la
Placilla, un lugar idoneo para ser usado como corral, que fue rebautizada
como el Corral Ciego y el barranco pasó a llamarse el Callejón Ciego.
Otro rincón especial es el Jardín del Predicador, la apariencia del risco
que da nombre al jardín no parece guardar ninguna relación con su
denominación, pero sí que la tuvo en el pasado hasta que quedó descabezado.
En esta página se puede leer con todo detalle la historia de este risco:
https://www.guadarramaymas.com/2021/03/viejos-toponimos-de-la-pedriza-iii-el-predicador.html
El Jardín Prohibido y el Balcón Prohibido, componen otro de los parajes más
singulares y
deliciosos de la ruta. El origen de los nombres es desconocido para mi y
tampoco los he visto señalados en ningún mapa. El acceso no es obvio ni
fácil.
PUNTO DE INICIO: Aparcamiento de Canto
Cochino. Desde Madrid vamos a Manzanares el Real pasando por Colmenar Viejo.
Una vez en Manzanares El Real, sin entrar al núcleo urbano, continuamos la
carretera (M-608) hasta la rotonda que tiene en su centro la estatua del
montañero, cruzamos la rotonda dirección Cerceda y ya vemos los indicadores
a "La Pedriza" que nos desvían a la derecha. A 700 m. del desvío está
el centro de educación ambiental, a continuación el amplio aparcamiento de
la Pedriza y la barrera que controla el acceso a los aparcamientos
dentro del parque. El número de vehículos que pueden subir está
limitado. Normalmente, para asegurarse la entrada conviene llegar
antes de la 9h. en fin de semana, pero con la avalancha de visitantes en
estos tiempos Covid todo ha cambiado. Hemos madrugado llegando a las 7:45 a
la barrera. Estaban a punto de cerrar ya que cuando hemos llegado a Canto
Cochino, el primer aparcamiento estaba completo y hemos
aparcado en uno de los últimos huecos libres del segundo aparcamiento.
Bajamos a cruzar el puente sobre el Arroyo de la Majadilla y nos vamos a la
derecha por el sendero que desciende cercano al arroyo hasta llegar al
puente por el que se cruza el río Manzanares cuando se baja desde el primer
aparcamiento. Seguimos por un estrecho sendero entre el cercado de los
Barracones y el río. Salimos a una pradera despejada que atravesamos en
diagonal hasta alcanzar de nuevo el arroyo de la Majadilla. Cruzamos su
cauce por el puente de madera y avanzamos unos metros para enlazar con el
camino que sube desde el Tranco y que seguimos por la izquierda. El camino va prácticamente horizontal, con la mole de Peña Sirio dominando
la vista.
Cruzamos la pradera de los Helechares y luego la Pradera de los
Lobos, pasando junto una roca aislada llamada el Cerdito (1,5 Km.) . Al frente, en la
parte baja de la ladera que desciende de Peña Sirio, se perfila sobre el
fondo claro del cielo la silueta de Snoopy tumbado en su tejado.
El sendero va internándose en el jaral y haciéndose más tortuoso.
Bordeamos un peñasco por la izquierda y llegando al Techo del Camino, un
resguardo bajo una gran roca inclinada, cogemos un ramal que baja a la
izquierda para acercarnos al río. Procuramos mantenernos cerca del cauce
del agua hasta llegar a la charca Kindelan, una bonita poza que invita al
baño aunque ya no está permitido.
Subimos de nuevo en busca del camino que va aproximándose a la clara
alineación de riscos que forman una muralla ladera arriba. Ya
cerca de este conjunto rocoso, antes de que el camino comience a bordearlo
por la izquierda, hay que buscar un sendero bastante difuso que sube por la
derecha.
(2,3 Km.) Iniciamos el ascenso por el sendero que parece dividirse en dos en
algunos puntos, nosotros nos mantenemos cerca de los riscos que tenemos
ahora a nuestra izquierda. El primero que vamos dejando atrás y que
parecía un torre con un techo en voladizo desde el camino, ahora toma la
forma de un dinosaurio con el lomo dentado.
(2,6 Km.) Pasamos cerca de las paredes del Rocódromo, antiguo lugar de
entrenamiento de escaladores principiantes.
Pasado este peñasco, para orientarnos en el trazado confuso del sendero tomamos como referencia el risco del Camello, a cuya base tenemos que
llegar. A su izquierda sobresalen otros riscos con nombre propio: Las
Hueveras, los Rendueles, el Boto y el Madero.
Hacia la derecha tenemos el risco de la Cueva de la Mora, en el que se
aprecia a media altura el oscuro agujero que es la entrada de la cueva, y a
continuación Peña Sirio. A la vuelta pasaremos por el portillo entre
ambos.
Volviendo la vista atrás, echamos una última ojeada al Rocódromo con una
impresionante panorámica pedricera de fondo.
Vemos un par de puntos azules pintados en el tronco de unos
chaparros. El sendero sigue subiendo manteniendo la pendiente y la
dirección. Seguimos con unas estupendas vistas a todo la rama
occidental de la Pedriza Posterior, desde el Cancho de los Muertos hasta las
Torres. Tirando de zoom, entre la tercera torre y la cuarta se llega a
apreciar claramente la aguja conocida como el Dedo de Dios. Del ramal
oriental del circo también se aprecian algunos riscos y alineaciones.
(3 Km.) Alcanzamos la zona de pedregal y ya vemos hitos sobre las
rocas. Llegando junto a una llambria bajo la cueva de la Mora,
comenzamos a virar a la izquierda en dirección al Camello. Un murete rocoso nos marca la dirección a seguir.
Otro punto de referencia es un tejo que crece al resguardo de
unas rocas y que dejamos a nuestra izquierda.
(3,2 Km.) Alcanzamos la base del Risco del Camello para rodearlo por la
izquierda y proseguir por el sendero pegado a las paredes de las
Hueveras. Seguimos ganando altura entre escalones rocosos y arbustos por un terreno muy irregular pero con pendiente mas suave. A nuestra izquierda tenemos la
pequeña torre de Los Rendueles, culminada con 2 grandes bloques de
piedra que cambian el aspecto del risco según vamos avanzando.
Atrá va quedando el Camello con sus características manchas amarillas
en la parte baja de la pared norte.
Bajo la atenta mirada de las cabras vamos progresando por este
accidentado terreno. Vistas desde la altura hacia El Pajaro y el Hueso,
y todos los riscos que trepan ladera arriba hacia las Torres.
(3,9 Km.) La pared rocosa junto a la venimos avanzando finaliza en una
praderita. Al frente tenemos la Maza, el Cocodrilo, el Dedo y el
risco de la Vistilla, a los que no vamos a llegar ahora por que nos
desviamos para explorar otros recónditos rincones de la Pedriza.
Cruzando la pradera hacia nuestra derecha nos dirigimos hacia una brecha
en el roquedo, es la Portilla del Predicador. Al otro lado del pasadizo
nos topamos con una gran roca que esquivamos por la derecha accediendo a
un pequeño patio rodeado de altos canchales, entre ellos el Martillo y
el Predicador. Es la antesala del Jardín del Predicador ( así lo he
considerado ya que hay un jardín mucho mas grande a continuación)
Cruzando este espacio, un amontonamiento de enormes bloques parece
cerrar el paso. Hay que buscar un pasillo que nos permita cruzar al otro
lado, pero antes nos damos damos una vuelta por este espacio.
(4,2 Km.) Pasando por un lateral de las rocas accedemos al Jardín del Predicador, un espacio mas amplio y despejado, casi plano, cubierto de hierba
y salpicado de arbolillos. Desde esta plataforma, el terreno pierde
altura en forma de estrechas terrazas. En la última, pegado a las
paredes de la derecha podemos distinguir el sendero que baja hacia el
Hueco de las Hoces. Nosotros no seguiremos por este sendero. Después de
tomarnos un descanso en este agradable y refrescante jardín nos damos la
vuelta.
Nos dirigimos hacia el estrecho pasillo por el que pudimos introducirnos
en este jardín, sin llegar a traspasarlo. A la derecha se distingue
claramente una brecha en el roquedal, con un roble que crece en medio de
la misma. Es el canal de acceso al Corral Ciego. Así que damos un rodeo
a las rocas por la derecha, y pasando agachados por el hueco que deja
una gran roca inclinada accedemos a la base del canal. Lo vamos
ascendiendo con unas trepadas sin dificultad. Dejamos atrás el roble. De
frente tenemos un pasillo que separa el Hombre Sentado (a la izquierda)
del risco que sustenta la bola de San Antonio (a la
derecha).
Antes de trepar las 2 rocas que nos introducen en este último pasillo,
nos fijamos en una especie de descansillo arenoso y horizontal al que se
llega por la izquierda. La pared del risco que cierra este pequeño
espacio es una rampa muy tendida que invita a ser subida y que no se
debe ignorar, ya que nos encumbra sobre el roquedal accediendo a un
mirador fantástico: hacia el oeste vemos el Martillo y el Predicador y la antesala de
acceso al Jardín. Hacia el este divisamos la parte mas alta del Callejón
Ciego, un barranco que desciende desde el Collado de las Vistillas,
encajado entre roquedos encrespados. En ellos destaca la contundente
figura de la Maza, que adquiere desde este ángulo la forma de un
enorme guante de boxeo.
La sorpresa final la encontramos al asomarnos al otro lado de la pared
donde descubrimos dos inesperadas balsas de agua en sendas depresiones a
media altura. Una de ella de buen tamaño. Otra de las rarezas de
la Pedriza.
Descendemos la rampa y regresamos al pasillo que en breve nos da vistas
de nuevo al Callejón Ciego. Ahora podemos ver al completo este barranco
que desciende hasta morir en el Corral Ciego. Con unas cortos destrepes
bajamos hasta este espacio de fondo plano, cubierta de arena, matorral y
pequeños árboles, otro de los escondidos jardines de la Pedriza.
Cruzamos esta placita para seguir el sendero que sube por el estrecho
barranco. Echamos un vistazo a nuestra espalda para distinguir ahora
claramente la Bola de San Antonio y la cabeza y espalda del Hombre
Sentado. Pasamos por el pie de la cara sur de la Maza y mientras nos
vamos acercando a la base de la Aguja de las Vistillas, volvemos la
vista atrás de cuando en cuando para ver la Maza con la Maliciosa
por detrás.
(5,4 Km) Estamos entre la Aguja de las Vistillas y el extremo del risco de la Hoz
Cimera. Abandonamos el sendero más evidente que va hacia el collado y el
Yelmo y seguimos otro menos claro, que va pegado a las rocas por nuestra
izquierda. Queremos alargar un poco más la ruta antes de darnos la vuelta
para aproximarnos a otras dos figuras con nombre. Para encontrarlas
tenemos que bajar por la izquierda a un corredor donde
divisamos, mirando hacia el oeste, nuestro objetivo.
(6 Km.) El Centinela y La Mujer y el Hato. El Centinela es una aguja que
se alza al borde del roquedal. A su vera, casi dándonos la espalda,
está la Mujer cabizbaja y cargada con un hato.
Después de contemplar las figuras avanzamos por el
corredor en dirección a la zona de los Fantasmas y el Berrueco. No
llegamos hasta allí, ya que cuando queda despejado el paso por lateral
derecho giramos en esa dirección.
Nos vamos acercando al falso risco de las Mozas(también llamado La Barca) y terminamos el giro para
enlazar con uno de los varios senderos que nos llevan de vuelta hacia el
Yelmo. A nuestra izquierda podemos ver ahora el embalse de
Santillana y varios riscos conocidos.
Avanzamos por el amplio pasillo entre la Hoz Cimera y el Yelmo que nos
va mostrando su menos conocida cara norte. Ante nosotros se bifurcan dos
caminos. Por la derecha se puede bajar hasta el Corral Ciego . Por la
izquierda se accede al Hueco de Hoces, que es por donde continua nuestra
ruta.
(7,2 Km.) Iniciamos el descenso por el barranco en busca del acceso, nada
evidente, a uno de los jardines menos conocidos de la Pedriza, El Jardín
Prohibido. Entre el risco de
los Caballeros y el Pan de Kilo hay una brecha, rellena de grandes
bloques de piedra entre los que se puede avanzar y trepar para acabar
saltando desde una última roca al interior del Jardín.
Estamos en el interior de un delicioso y recogido jardincito, rodeado de
paredes pétreas donde te sientes protegido y aislado del mundo. En este
espacio tan relajante nos permitimos un largo y reparador descanso .
Solo la cima del Yelmo, visible por encima del muro, nos recuerda que
estamos a poca distancia de otras personas ya que es un risco por donde
pasa mucha gente.
Caminamos hasta el fondo del jardín donde accedemos a un pasadizo por una
estrecho paso entre dos rocas. Termina en un fantástico arco, muy bonito y
diferente por cada lado, que parece diseñado por un escultor. Traspasamos
este umbral para acercarnos con precaución al borde del mirador, conocido
como Balcón Prohibido, que nos brinda una panorámica desde media altura del
Hueco de la Hoces.
Salimos del jardín y regresamos al Hueco de las Hoces para proseguir
la tortuosa bajada por su fondo. Los hitos y
círculos pintados nos guían pasando bajo puentes, trepando,
destrepando o descolgandonos de las rocas, hasta llegar a terreno
firme donde ya se dibuja claramente el sendero.
(9 Km.) A la derecha del camino encontraremos un poste con un cartel que
advierte que el risco del Hueco de las Hoces es área de escalada
limitada. A su altura nos desviamos a la derecha con un giro de 90º no
sin antes echar un último vistazo al Hueco de las Hoces que dejamos
atrás en busca del último, pero no menos atractivo, jardín de esta
ruta.
Jardín de Peña Sirio. Cruzando esta pradera salpicada de arboles y arbustos accedemos al portillo que separa los macizos rocosos de Peña Sirio y de la cueva de la Mora.
(9,5 Km.) Portillo de Peña Sirio, que atravesamos para acceder de nuevo a la ladera norte, por donde subimos en la primera parte de la ruta. Caminamos por la llambria, buscando los pasos mas accesibles, buscando algún indicio de sendero. A la derecha de una roca grande damos con el sendero de bajada, bien señalizado con hitos. Un poco por debajo del el Rocodrómo el sendero acaba uniéndose al mismo sendero que usamos al subir.
(10,6 Km) Junto a la Charca Kindelan cruzamos a la otra orilla para subir a la "autopista" de la Pedriza que nos lleva de regreso al aparcamiento.
Magnifica ruta y muy bien detallada, así da gusto.
ResponderEliminarGracias por compartirla.
Hola Guadarramista!
EliminarEste recorrido nos encantó, superó nuestras expectativas. Es duro pero tambien vas descubriendo la cara mas amable de la Pedriza en esos jardines tan agradables.
La verdad es que las rutas por la Pedriza son las mas detalladas de mi blog. Es unos de mis lugares favoritos y me encanta fotografiar cada piedra y cada rincón.
Gracias a ti por pasarte por aqui y dejar tu comentario!
Hola Nuria.
ResponderEliminarMenuda circular más entretenida, por lugares poco conocidos. Me ha encantado: leyendo y viendo las fotografías, parece una ruta mucho más larga, pero caminar por esos parajes, es lento y dificultoso.
Menudo laberinto que es La Pedriza, hay que ver como cerca de lugares conocidos, como el Yelmo, se esconden parajes muy cautivadores, como el Jardín del Predicador, la Charca de Kindelan o esas lagunillas, que se ven desde el collado de las Vistillas.
Los riscos, como siempre numerosos y muy llamativos. Quien pudiera aprender a escalar en ese Rocódromo.
Salud y montaña.
Hola Eduardo,
EliminarLa Pedriza, como siempre, me deja extasiada en cada ruta. Una vez que te sales de los caminos principales, el avance es costoso pero el esfuerzo es recompensado con creces. Seguiremos descubriendo, poco a poco, los rincones mas escondidos.
Saludos,
Beautiful blog
ResponderEliminarThank you, Rajani, for visit my blog and for your comment!
EliminarRuta muy interesante. No apta para no iniciados
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