distancia: 11,8 Km.
desnivel: 750 m.
altitud min: 1972 m. altitud max: 2629 m.
dificultad:alta
Ruta circular por el impresionante valle de Vallibierna. El punto de inicio es la parada final del autobús autorizado para subir a este valle en verano, junto al puente Coronas y el refugio de Pescadores. Comienza la ruta subiendo hacia la cabecera del valle, para llegar al barranco de Llosas y subirlo hasta encontrar el Ibón del mismo nombre. Después se dirige por un pedregal, sin camino claro, hacia la collada de los Sarrios, para bajar por la otra vertiente hasta los ibones de Vallibierna. Regresamos bajando todo el barranco de Vallibierna hasta llegar al punto de inicio.
El valle de Vallibierna está situado en la zona central del valle de Benasque (noreste de la provincia de Huesca, en Aragón) y dentro del Parque Natural Posets-Maladeta. Al norte de este valle está el macizo de la Maladeta, y al sur el entorno de la estación de esquí de Cerler. Este valle, orientado de este a oeste, tiene una longitud aproximada de 9 km y en el fondo de él transcurren las aguas del río Vallivierna, afluente del río Ésera. En la zona central del valle se encuentra el refugio de montaña Coronas (también llamado de Vallibierna, Riberetes o de Pescadores, este último nombre por ser los pescadores quienes lo usaban antiguamente), uno de los muchos refugios no guardados de la comarca. En la zona occidental, la más baja del valle, el río transcurre encajonado en una garganta de más de 200 metros de profundidad.
En verano el acceso a Vallibierna está regulado. El resto del año se puede subir en vehículo particular siempre que las condiciones metereológicas no lo hagan intransitable.
Para llegar al punto de inicio, hay que salir de Benasque por la carretera A-139 en dirección norte, hacia el Hospital de Benasque y a 5,7 km tomar un desvío a la derecha que da acceso al Plan de Senarta. Aqui dejamos los coches para coger un microbus que sube 7,7 km por la pista sin asfaltar.
Las tarifas y horarios se pueden consultar en la web:
http://turismobenasque.com/guia-de-viaje/transporte-urbano/
Comenzamos a caminar poco antes de las 10h. de la mañana, cruzando el puente de Coronas, y subiendo hacia la cabecera del valle, por el camino lleno de pedruscos y rodeado de bosque de pino negro. Al frente a la derecha asoma la Tuqueta Blanca.
En 500m. llegamos a la bifurcación que subiendo por la izquierda nos llevaría a los ibones de Coronas, nosotros continuamos por el valle, por el tortuoso camino inundado de pedruscos. Las tucas que limitan el valle por el este van asomando entre los arboles.
Agradecemos llegar a la zona de pradera, el camino se va suavizando y es más comodo caminar por la hierba. Los 3 peñascos que tenemos a la vista nos dan una idea de lo abrupto e inhóspito que es este valle, 3 pirámides de rocas fracturadas y retorcidas en variados y llamativos plegamientos. De izquierda a derecha , la tuqueta de Muyidós, la tuca con dos cimas, la de Vallibienrna y Culebres separadas por una pared de roca conocida como Paso de Caballo, ya que muchos montañeros la atraviesan montados sobre ella, con una pierna a cada lado. El nombre de Culebres se debe a lo caprichosos pliegues rocosos, en forma de culebras, que tiene esta montaña. Y a la derecha la tuca Arnau.
Llegamos junto al arroyo. El paisaje me resulta sobrecogedor y de una gran belleza, rodeados por el escarpado murallón de las Maladetas y las tucas. Un paisaje pétreo salpicado por escasos y raquíticos pinos que sobreviven a las duras condiciones de alta montaña. Un lugar donde el tiempo parece estar detenido y el silencio sería absoluto si no fuera por el alboroto del agua que baja con ímpetu abriendose paso entre el roquedal y formando saltos y pequeñas cascadas. En este arroyo confluyen las aguas que desaguan de los ibones situados en los barrancos de Llosas y Vallibierna. En la ladera de la montaña, bajo el final del la cresta del pico Tempestades se observa una gran agujero rodeado de paredes de roca. El fondo de esta cavidad es la cubeta del ibón de Llosas. Allí nos dirigimos. El camino se va hacia la izquierda subiendo junto al arroyo. En
la pleta de Llosas, una planicie herbosa, el arroyo se amansa formando meandros. Dejando el arroyo a la nuestra derecha seguimos subiendo por el
barranco de Llosas.
El Ibón de Llosas surge ante nuestros ojos y me enamoro al instante. Es una joya escondida, un maravilloso espejo donde se reflejan, suavizandose y desdibujandose, los tonos negruzcos, grises y verdes de las paredes y las afiladas aristas que dominan en las alturas. Las chicas del grupo somos las primeras valientes en probar sus gélidas aguas.
Después del baño y de comer el bocadillo, reanudamos la marcha. Bordeamos el ibón por la derecha para subir por el canal de lajas de piedra por donde baja el agua del ibonet de Llosas hasta el ibón principal.
La
senda señalizada con hitos va por la izquierda del ibón y luego sube
hacia el pico Tempestades. No hay un camino señalizado para continuar hacia los
ibones de Vallibierna. Orientamos nuestra marcha hacia el collado que
vemos enfrente. En medio de este caos de bloques llegamos a tener serias dudas, igual sería
prudente darse la vuelta. Pero nos resistimos a abandonar y atravesamos este mar de
rocas. En el tramo final de subida, que desde abajo parecía lo más complicado, ya
encontramos hitos que seguimos hasta llegar a la collada.
Orgullosos de haber superado este reto, nos hacemos las fotos de rigor. A nuestra espalda el barranco rocoso que hemos atravesado y abajo los ibones de Llosas ocupando el fondo del circo glaciar excavado al sur del pico de Aneto.
Ahora toca una bajada hacia la lagunilla que está pegada al ibón Alto de Vallibierna, que visto desde esta perspectiva tiene forma de corazón. Tenemos por delante una muy pronunciada pendiente herbosa salpicada de rocas, al principio señalizada con hitos para sortear los bloques de piedra. Luego cada cual va bajando por donde quiere y puede, según el estado de sus rodillas.
Y respiramos alivados junto a los ibones, ya hemos superado la parte más difícil de la ruta. Pero no podemos relajarnos, hay que llegar a coger el último autobus. Seguimos por la senda, disfrutando ahora del paseo que nos ofrece diferentes perspectivas de los ibones, bonitas estampas del agua y los picos circundantes. Bordeamos el ibon alto por la izquierda y el bajo por la derecha.
El Ibón bajo se va estrechando, formando un embudo, hasta quedar reducido a un arroyo que desciende por el barranco. Descendemos con él por su margen derecho. Al frente el Posets llega a asomar por unos instantes entre las nubes que están enganchadas en las cumbres.
Al llegar a la Pleta de Llosas regresamos por el mismo camino de ida.
Algunas imágenes que pude captar desde la ventanilla del bus:
Y algunos ejemplares del reino animal y vegetal que hemos visto durante la ruta:
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